La disfunción eréctil puede afectar el autoestima e interferir con el desempeño; un problema que puede salirse de casa y afectar el ambiente social, familiar y laboral de quien lo padece.
Actualmente, el consumo de pornografía en línea está tan extendido en la sociedad occidental que la mayoría de los hombres empieza a efectuarlo alrededor de los 10 años. La pornografía hace referencia al material sexualmente explícito producido profesionalmente, cuyo principal objetivo es excitar sexualmente al espectador y, aunque el consumo de pornografía no representa en sí mismo un problema, lo cierto es que se ha demostrado que su abuso provoca efectos nocivos en el cerebro. Tan es así, que existen varios estudios que han concluido que el consumo de pornografía por internet se perfila como un nuevo factor de riesgo que puede causar disfunción eréctil (DE).
Pero ¿por qué el consumo ilimitado de pornografía nos debería parecer un problema, si finalmente estamos hablando de sexo y sólo un moralista se atrevería a tildar éste de dañino? La respuesta está en las diferencias entre los contactos sexuales reales y la pornografía en línea. Los estímulos visuales que esta última ofrece simplemente no se parecen a la vida real, y cuando el hombre se enfrenta a la interacción con su pareja, no tiene a disposición los “super-estímulos” que artificialmente se producen en la pornografía y, por tanto, puede no alcanzar la excitación sexual necesaria para tener un encuentro sexual tradicional.
Adicionalmente a esto, se ha demostrado que la pornografía está fuertemente ligada con la práctica de la masturbación, y el exceso de masturbación puede generar en el hombre diversas alteraciones emocionales y físicas, dentro de las cuales podemos mencionar depresión, estrés, erección débil, y eyaculación precoz, entre otros.
Los hombres que enfrentan un problema de disfunción eréctil pueden ser más propensos a iniciar o incrementar el consumo de pornografía, debido a que la ansiedad que esta condición les provoca, puede motivarlos a tratar de llenar un vacío emocional y buscar la solución a su problema donde muy probablemente no existe. Es necesario resaltar que no todo consumo de pornografía en internet tiene por qué ser nocivo. Como cualquier otro estimulante, el secreto está en usarlo con conciencia plena y con la suficiente información.
Ahora que sabes esto, recuerda: antes de recurrir a este tipo de estímulos para tratar de resolver tu problema de DE, te invitamos a que hables con tu pareja sobre el problema y busques ayuda de un profesional en el tema quien te asesorará y brindará la mejor solución a tu padecimiento.
Referencias:
1. Feregrino, D. L. Así en el porno como en las drogas Sobre la neurobiología de la adicción al porno. CIENCIORAMA.
2. Velasco, A., & Gil, V. (2017). La adicción a la pornografía: causas y consecuencias. Drugs and Addictive Behavior, 2(1), 122-130.
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